Por Estefanía Garcés
Un triángulo amoroso que sacudió a la alta sociedad mexicana. ¿Quién podría imaginar que un solo hombre fuera capaz de fracturar una de las familias más emblemáticas del cine nacional? Fernando Frade, un nombre que resonó con fuerza en los años 80, se convirtió en el epicentro de una tormenta perfecta que enfrentó a la diva del cine mexicano, Silvia Pinal, y a su hija, Sylvia Pasquel.
Caras ha tenido acceso a fuentes exclusivas que revelan los detalles más íntimos de esta historia, destapando un oscuro secreto que mantuvo a madre e hija distanciadas durante años. ¿Qué tenía este hombre para cautivar a dos mujeres tan fuertes y apasionadas?
Más allá de ser un simple conquistador, Fernando Frade era un hombre de mundo, con un encanto irresistible y una capacidad innata para seducir. Su carisma lo llevó a codearse con la alta sociedad mexicana, donde conoció a Silvia Pinal en uno de los momentos más vulnerables de su vida. Tras la trágica pérdida de su hija Viridiana, la diva buscaba refugio en los brazos de alguien que la hiciera sentir viva.
La relación entre Silvia Pinal y Fernando Frade parecía idílica al principio. Sin embargo, el destino quiso que el empresario conociera a Sylvia Pasquel, quien heredó la belleza y el carisma de su madre. Fue amor a primera vista, y pronto, la pasión se desbordó.
Un detalle revelador: Según fuentes cercanas a la familia, fue Sylvia Pasquel quien se sintió atraída por Fernando Frade en primer lugar. Su juventud y energía contrastaban con la madurez de Silvia Pinal, creando una dinámica que alimentó la rivalidad entre madre e hija.
Cuando la noticia del triángulo amoroso salió a la luz, la sociedad mexicana quedó conmocionada. Las portadas de las revistas se llenaron de imágenes de las tres figuras involucradas, mientras los medios especulaban sobre los motivos que llevaron a Silvia Pinal y Sylvia Pasquel a enamorarse del mismo hombre.
La versión de Caras: La revista asegura que Fernando Frade era consciente del impacto que tendría su relación con ambas mujeres. Sin embargo, lejos de sentirse culpable, disfrutaba de la atención y el poder que le otorgaba esta situación.
La relación entre Silvia Pinal y Sylvia Pasquel quedó marcada por este episodio. A pesar de los intentos por reconciliarse, la herida era profunda. Fernando Frade, por su parte, se desvaneció de la escena pública, dejando tras de sí un legado de dolor y resentimiento.
¿Qué aprendimos de esta historia? Que el amor, cuando se mezcla con la ambición y la rivalidad, puede destruir incluso las relaciones más sólidas. Fernando Frade, el hombre que encendió la llama de la discordia, se convirtió en una figura emblemática de los escándalos de la farándula mexicana, dejando una huella imborrable en la vida de dos grandes mujeres.
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